Cuerpos mutantes

Cuerpos mutantes plantea un diálogo entre el patrimonio histórico del Museo Moderno y obras de artistas argentinos contemporáneos para intentar comprender los límites de los cuerpos a través de la observación de la materia y su manipulación, de su división en fragmentos y su reutilización poética, de lo monstruoso y de las figuraciones que ponen en suspenso lo humano.

Mediante un recorrido sensorial conformado por esculturas, pinturas y videos, Cuerpos mutantes indaga en cómo se desdibuja y se vuelve a construir la idea de individuo a partir de diversas transformaciones que suceden tanto en los cuerpos como en el entorno. Las mutaciones se originan por la alteración perceptible o imperceptible del funcionamiento de un organismo. A partir de la interrelación entre seres humanos y seres no humanos, como animales, virus, bacterias y otros microorganismos, mutar se convierte en una estrategia para imaginar nuevas formas de habitar el planeta. Las obras que conforman la exposición afianzan la idea de parentesco con otras especies y así amplían el horizonte hacia mundos más híbridos y plurales.

De carácter ensayístico, la exposición pone en relación la obra de artistas históricos que transitaron el informalismo, como Rubén Santanonín (Buenos Aires, 1919-1969), Paulina Berlatzky (Buenos Aires, 1918-1982) y Emilio Renart (Buenos Aires, 1925-1991), que se vieron influenciados por la fenomenología y que exploraron con la materia, así como con obras de artistas contemporáneos invitados para esta exposición, por ejemplo Virginia Buitrón (Quilmes, 1977), cuyos dibujos son el resultado de una relación interespecie entre humanos y larvas, y Julia Padilla (Buenos Aires, 1991) quien realizó una serie de esculturas especialmente para la exposición en la que objetos encontrados se ensamblan para formar una serie de orejas que podrían pertenecer a un ser entre animal y planta.

La obra Astroseres, de Raquel Forner (Buenos Aires, 1902-1988), indaga sobre la necesidad de tejer nuevas relaciones entre la creencia en la vida de otros planetas. Su obra, ubicada al ingreso de la sala, se vincula con obras de los jóvenes artistas Mauro Guzmán (Rosario, 1977) y Marina Daiez (Buenos Aires, 1992), quienes profundizan sobre los seres fantásticos, y la unión entre lo natural y lo artificial como una nueva definición de vida.

En la película experimental Canciones napolitanas (1971), de Narcisa Hirsch (Berlín, 1928), que integrará la exposición, una boca en primer plano de una mujer come un hígado a la vez que se escuchan de fondo canciones románticas. Los clichés de lo femenino son torcidos a través de una imagen repulsiva que también nos recuerda al cine surrealista. No hay una imagen de la mujer, sino la desconstrucción de esta. Este procedimiento entra en diálogo con los videos de Diego Bianchi (Buenos Aires, 1969), hechos a partir de pedazos e injertos de piel y carne ficticias. Sus cuerpos desbordan lo humano al punto de tambalearse, inventar otros movimientos y formas de agruparse. El cuerpo fragmentado, llevado a un grado cero de la existencia, adquiere contundencia en la escultura Engendro 72, de Alberto Heredia (Buenos Aires, 1924-2001), artista que ocupa un lugar especial en el patrimonio por la generosa cantidad de obras donadas en vida al Museo. Heredia estimula la narrativa propuesta por la exposición: sus cuerpos desarmados, vaciados, con prendas y vendajes endurecidos por el paso del tiempo, exceden las connotaciones de la violencia histórica y política para preguntarse por los extremos más insondables de la humanidad.

Alejadas del pensamiento racional que caracteriza al arte moderno, las obras dejan al descubierto la materialidad y las formas en toda su exuberancia, para dar lugar a situaciones imprecisas y fantásticas que conectan al ser humano con la biodiversidad del planeta. Ante el impacto generado por la pandemia y la actual crisis climática, las obras ofrecen una profunda reflexión sobre el cuerpo humano, su capacidad de cambio y su conexión con otras especies.

Curaduría: Francisco Lemus, Marcos Krämer, Clarisa Appendino, Violeta González Santos

La Fábrica - Cuerpos Mutantes

Nuevo episodio de La Fábrica en la exposición Cuerpos Mutantes.

A través de los testimonios de Violeta González Santos, asistente curatorial, y de Manuel Maquirriain, asistente de producción, se puede apreciar el aporte de cada
una de esas áreas en el proceso que permitió concebir y realizar esta exposición.

Cuerpos Mutantes indaga en cómo se desdibuja y se vuelve a construir la idea de individuo a partir de diversas transformaciones que suceden tanto en los cuerpos como en el entorno.