El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires homenajea a Ides Kihlen (n. Santa Fe, 1917), cuya pintura, pensamientos e inquietudes artísticas recorrieron todo el siglo XX, contemplando cada época y buscando un lenguaje propio. Su estilo está atravesado por la pasión por la música que ocupa un lugar central en su vida y es el motor simbólico que guía la distribución de ritmos y silencios.
La artista compone formas abstractas con un repertorio personal de figuras geométricas, números y notas musicales. La potencia de su trabajo se encuentra en ese diálogo constante entre la pintura y la música y en su incansable y festiva labor a lo largo de sus 100 años.
Kihlen ha reimaginado las posibilidades de la pintura. Se atrevió a romper con los códigos académicos aprendidos en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación, donde estudió bajo la dirección de Pío Collivadino. Más tarde, interesada en las búsquedas abstractas, entabló diálogo con Emilio Pettoruti, Juan Batlle Planas y Kenneth Kemble, a cuyos talleres asistió en distintos momentos de su vida. Como Kandinsky, Paul Klee o Xul Solar, incorporó musicalidad y sonoridad a su obra.
Durante décadas, se mantuvo al margen del sistema del arte y desarrolló su trabajo en el seno privado de su taller, en la casa donde vivió la mayor parte de su vida. A partir del año 2000 comenzó a exponer su obra en ferias, galerías e instituciones artísticas locales y del exterior.
Ides Kihlen en 1932, ingresó en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación y, al mismo tiempo, en el Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo. En París se formó en el taller de André Lothe y, a su regreso al país, cursó en la Escuela de Bellas Artes Ernesto De la Cárcova.