Empujar un ismo

Empujar un ismo fue un viaje en el tiempo para dialogar con la modernidad. Permitió observar el lugar predominante que tomó en esa época la abstracción y la instauración de ismos y puso de manifiesto, a través de las obras presentadas, una nueva forma de pensar lo abstracto devolviéndoles al cuerpo y al tiempo su lugar de influencia. Mediante diversos soportes, tales como la performance, pintura, instalación, escultura, fotografía y dibujo, los trabajos empujaron los ismos para correrlos, descentrarlos o sacárselos de encima, y así abrir nuevos espacios impulsando hacia adelante una manera diferente de ver y accionar.

Uno de los postulados de Empujar un ismo fue que la abstracción contemporánea, en términos generales, se encuentra en fenómenos sin medidas asibles, donde el cuerpo se encuentra escindido, como se puede observar en el mercado financiero o en Internet. La fusión entre las formas abstractas y el cuerpo no necesariamente aborda estos problemas, pero sí insiste en volver a una medida humana para poder entender la actualidad.

Empujar un ismo se constituyó, además, como un proceso de pensamiento. Durante la semana previa al montaje los artistas y el curador participaron de un laboratorio en el Museo para reflexionar sobre las diversas obras, sus relaciones y los conceptos que las atraviesan. Este laboratorio continuó funcionando durante los tres meses y medio que duró la exposición y se realizó una publicación gratuita con textos escritos por los artistas.

Artistas participantes: Ernesto Ballesteros, Martín Bernstein, Sofía Bohtlingk, Jimena Croceri, Flavia Da Rin, Tomás Espina, Mónica Girón, Bruno Gruppalli, Martín Legón, Juane Odriozola, Florencia Rodríguez Giles, Alan Segal, Luis Terán, Juan Tessi, Osías Yanov y Rosario Zorraquín.