A lo largo de su vida, Graciela Hasper pintó y llevó su pensamiento pictórico hacia diversos lugares: realizó dibujos, fotografías, instalaciones, films y proyectos urbanos. Gramática del color se enfocó en su pintura para explorar el universo de formas, sistemas compositivos, técnicas y manejo del color de una de las más grandes artistas de nuestra ciudad.
La pintura (y la lógica pictórica ya presente en las acuarelas) determina el pensamiento visual de la artista. Hasper actúa en dos escenarios: por un lado, refiere a los modernismos europeos y latinoamericanos −el modernismo, la tradición del hard-edge o a la visualidad pop, el arte concreto argentino, el neoconcretismo brasileño y el cinetismo venezolano− y a sus sistemas de construcción de obra y, por otro lado, los torna inútiles al hacerlos estallar, al volverlos barrocos y excesivamente dinámicos e invadirlos con un lenguaje cromático propio, que es a la vez festivo y refractario a las categorías y los métodos establecidos. Así, Hasper propicia una celebración del color en tanto vehículo para establecer vínculos comunicativos directos. Lejos de una abstracción sutil, la artista opta, muy tempranamente, por el estallido del color. En cada una de sus telas, provocará a su propio ojo y al del espectador con un juego visual de lógicas de desfasaje, o de error.
Y si bien la línea se construye a partir de un meticuloso trabajo técnico de tipo medieval −la artista y sus asistentes en su taller buscando la línea perfecta−, la observación atenta del mundo pictórico de Hasper rápidamente nos sorprende. Cada una de sus líneas y planos puros y perfectos, lejos de lograrse mediante una cinta de enmascarar, resulta de un obsesivo recorrer el contorno de dos superficies una y mil veces.
Graciela Hasper (Buenos Aires, 1966) asistió, entre 1985 y 1990, a seminarios teóricos y talleres, principalmente, al de Diana Aisenberg. En 1991 obtuvo la Beca de la Fundación Antorchas para realizar una residencia con Guillermo Kuitca. En 2000 recibió la beca Fulbright-FNA para realizar una residencia en Apex Art, Nueva York. En 2005 fue becaria del Bellagio Center Residency Program / Rockefeller Foundation en Italia. Realizó muestras individuales en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (2013); Zavaleta Lab Galería (2012); Galería Sicardi, Houston (2011); Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires (2010, 2006, 2004, 1999); Annina Nosei Gallery, Nueva York (2003, 2000, 1997); Chinati Foundation, Marfa (2002); Instituto de Cooperación Iberoamericana (2001, 1992).