Casi un año pasó desde que comenzó la pandemia y su despliegue global. Casi un año desde que se dio comienzo a este largo momento de transición en que nos vemos atravesados por nuevas formas de habitar el afuera y el adentro; un prolongado tránsito de modificaciones que subvirtieron la cotidianeidad de algunas vidas e incluso profundizaron la sensación de finitud inminente de la vida humana sobre la tierra. Al mismo tiempo llegamos a considerar que este clima de emergencia modificaría para siempre las formas de relacionarnos, no solo con el planeta sino también entre las personas: la pandemia y sus circunstancias iban a ser la oportunidad para volver a pensar las bases del sistema mundial que merecemos. Sin embargo, a pesar de la cercanía de una solución definitiva a la coyuntura sanitaria, las proyecciones siguen siendo inquietantes, como si la transición que se inició hace un año siguiera aún en un movimiento de giro, en un momento más abismal que el año anterior.
El mundo sigue girando sobre su propio eje y alrededor del sol pero los futuros que imaginamos quienes lo habitamos aún están suspendidos, con la incertidumbre de una moneda tirada al aire. Hacia atrás, en el 2020, observamos un pasado reciente de desesperación, encierro y detenimiento; hacia adelante, aún no podemos saber si volveremos a ser espectadores del mundo que se diagrama frente a nuestros ojos o si lograremos reinventar los lazos sociales para protagonizar el mundo del futuro.
El arte, además de ofrecer alternativas, siempre ha tenido la valentía de observar de cerca esta sensación de caos y pérdida de referencias. De un modo similar a lo que hicieron distintos artistas en los momentos más angustiantes de los siglos pasados, el arte de estas décadas también cumple con la tarea de construir iconos, emblemas e indicios capaces de condensar los destellos sensibles del naufragio. Durante las siguientes semanas, el Museo Moderno reunirá un conjunto de obras de artistas que, de distintos modos, le dan un cuerpo visible a estas sensaciones que nos atraviesan.
Obra: Pompeyo Audivert, Lágrima, 1948, zincografía burilada, 50 x 35 cm.
Colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
El mundo de Nicolás Said es similar al que atravesamos: un laberinto plagado de imágenes, referencias y símbolos que a veces nos tienta descifrar y conectar como si ocultase un mensaje hermético; y otras nos disuade e invita al caos, creyendo que no hay un sentido superior, y menos un camino claramente delimitado.
Es un mundo como el nuestro, donde la intimidad y el afuera —lo espiritual y el desierto— se afectan indisolublemente.
No hay lugar donde esconderse; en el patio trasero de nuestras espaldas crecen plantas y lápidas por igual.
Algunas veces, la vida y la muerte comparten el mismo monoambiente, una balsa de las Medusas a la deriva donde conviven sin competencia, pero otras veces se trenzan en una batalla de escalas por una minúscula isla que, tal vez, sea nuestro deseo.
Obras:
1. Escondite en la montaña, 2020
2. Escondite en la montaña (detalle), 2020
3. Entierro trasero (detalle), 2021
4. Entierro trasero, 2021
5. Eterno retorno, 2020
6. Eterno retorno (detalle), 2020
7. Memento mori (detalle), 2020
8. Memento mori, 2020
9. Empuñadura de sable, 2019
10. Empuñadura de sable (detalle), 2019
Todas las obras son tinta sobre papel.
En este tríptico audiovisual de la artista argentina Mónica Heller, asistimos
a tres episodios de la vida de cinco ramitas y un fósforo que adquieren el
carácter de personajes de fábula. Aparentes sobrevivientes de una catástrofe
que acaso haya provocado una extinción, en cada uno de estos pasajes breves los vemos atravesar y enfrentar un paisaje apocalíptico, aunque sin ningún objetivo certero.
En su andar a la deriva, que en ocasiones se ilumina apenas con la llama de
una vela –un residuo valioso y todopoderoso–, se deja ver el panorama de lo
que quedó. Combinando la mordacidad que evocan los dibujos animados
con una calma metafísica y el carácter fantástico de su pintura, Heller Construye narrativas complejas en las que seres pequeños parecen liderar la búsqueda y oficiar de germen de una posible renovación.
Mónica Heller
5 ramitas, Tríptico, 2018-2019
Episodio 1:
5 ramitas y un fósforo, 2018
1m 32s
A principios del año 2021, cuando Carlos Huffmann aún estaba por la mitad de su serie de dibujos “Pájaros doctores”, comenzó a hacerse popular la teoría conspirativa de que los pájaros que veíamos no eran reales. Muchos aficionados al avistaje de aves, algunos científicos y unos pocos militares de diversas naciones comenzaron a manifestar, casi al unísono, que los pájaros se habían extinguido a causa de una particular cepa del virus y que lo que veíamos volando entre edificios y plazas vacías durante las largas cuarentenas que azotaron al mundo no eran otra cosa que drones de vigilancia camuflados y lanzados por el gobierno de los Estados Unidos. Pocos meses después de que Huffmann terminara la serie, logró verse a un espécimen de “cardenal enmascarado” bajando por primera vez a un poblado de Estados Unidos y colaborando con la ayuda sanitaria. Ante la imposibilidad de frenar la crisis pandémica, los pájaros modificaron su funcionalidad, trocando la denostada operación de vigilancia y control encubiertos por una forma de asistencialismo y de cuidado que fue aceptada dócilmente.
Museo Moderno presentará en tres posteos la serie “Pájaros doctores» de Carlos Huffmann, dibujos digitales iniciados en los primeros meses de la cuarentena, en 2020.
Tal vez las aves sean los parientes más cercanos de los dinosaurios desaparecidos luego de la quinta extinción masiva que atravesó el planeta. Aprendieron mejor que ninguna otra especie a adaptarse a los nuevos términos; se achicaron, se embellecieron, sus huesos se volvieron más livianos, sus cuerpos más aerodinámicos. Es así como en su memoria genética podría estar la clave de la supervivencia a la sexta extinción que puede ser provocada por el calentamiento global. Acaso sean los pájaros quienes se vuelvan los doctores de la Tierra. En los primeros meses de la cuarentena, encerrado como cada uno de nosotros, Carlos Huffmann empezó a dar forma a la serie “Pájaros doctores”: cuarenta dibujos digitales destinados a las redes sociales y los espacios de exhibición online. La serie surgió tanto de las imágenes de calles vacías que, en nuestra imaginación, eran surcadas por bandadas de pájaros y que tarde o temprano serían reconquistadas por la vida silvestre, como de la necesidad de repensar las prácticas artísticas y sus estrategias de circulación con imágenes concebidas para los medios digitales que se estaban volviendo parte esencial de nuestra vida cotidiana.
En 2021, el Museo Moderno decidió abrir una nueva colección de libros de artistas en formato digital. Estamos entusiasmados y agradecidos de anunciar que «Pájaros doctores», de Carlos Huffmann, será el primer título.
Reconstrucción del Retrato de Pablo Míguez es el resultado del intento de Claudia Fontes por restituir una de las posibles imágenes de Pablo Míguez, una víctima del terrorismo de Estado en la Argentina que fue secuestrado cuando tenía 14 años. Para realizar esta obra que se mece sobre el Río de la Plata, Fontes inició un proceso de reconstrucción colectiva de uno de los posibles retratos de Pablo Míguez en el que participaron su familia, amigos, estudiantes de 14 años y científicos forenses. La figura, que se encuentra alejada de la costa, ofrece su espalda al visitante y espectador, de tal manera que el proceso de reconstrucción colectiva se replica con su participación. Míguez nació el mismo año que la artista, por lo que, de seguir con vida, hoy tendría la misma edad que ella. Para realizar este retrato que parece hundirse en el Río de la Plata o levantarse de sus aguas, Fontes llevó adelante una serie de entrevistas para recopilar testimonios e imágenes de Pablo. Estuvo en contacto con su familia y desarrolló las imágenes con un equipo de científicos para que sea lo más fiel posible a su figura, para así contribuir a la construcción de una memoria colectiva sobre su desaparición. La figura de Pablo Míguez, de espaldas al espectador, refleja el agua a su alrededor por estar realizada en acero pulido. Bajo algunas condiciones climáticas, el acero reflectante no permite que la obra se vea. De esta manera, Fontes trabaja sobre la paradójica condición de presencia y ausencia simultánea de los cuerpos de los desaparecidos. El emplazamiento de la pieza que, de acuerdo con los cambios de su ambiente, a veces posibilita y a veces inhabilita la visión de la figura y lo que está observando, sitúa a quien la mira en el espacio limítrofe de aquello que todavía no tiene forma.
Claudia Fontes
Reconstrucción del Retrato de Pablo Míguez
1999–2010
Reflejos de agua del Río de la Plata sobre acero inoxidable pulido a espejo Obra emplazada en Parque de la Memoria, Monumento a las víctimas del terrorismo de Estado, Buenos Aires.
En 2018, invitado por la iniciativa Art Basel Cities: Buenos Aires para realizar una obra en la ciudad, el artista argentino Eduardo Basualdo eligió el muelle de la Asociación Argentina de Pesca –un camino ventoso de 800 metros de largo que dibuja un tajo hacia el interior del Río de la Plata– para conducir al visitante al punto más lejano posible de la costa porteña sin que pierda conexión con ella. Allí, una puerta giratoria colgada del borde frágil y envejecido del muelle nos enfrenta al abismo geográfico y existencial que se extiende desde esa frontera y, al mismo tiempo, nos permite volver a nuestra ciudad e imaginarla como destino.
Esta forma de marcar las zonas limítrofes e invitarnos a permanecer en ellas es algo que se presenta una y otra vez en el trabajo de Basualdo. Sus obras son experiencias de los bordes, del umbral en el que quedamos capturados cuando nos rodea la oscuridad, la luz o la intemperie absolutas y lo invisible pasa a sentirse a flor de piel.
En este video, el artista reflexiona sobre el proyecto para Art Basel Cities, al que tituló Perspectiva de ausencia, y comparte con nosotros sus intereses y el modo en que este y muchos otros de sus trabajos construyen su fenomenología y su particular extrañeza.
Con motivo de la exhibición Fauna del país, dedicada a la obra de Mildred Burton, la artista argentina Diana Dowek, de reconocida trayectoria en el campo artístico, reflexiona sobre la obra de su entrañable amiga, con quien compartió conversaciones, militancias y perspectivas artísticas. Con sus palabras, cargadas de cariño y de minuciosa observación, Dowek nos ayuda a entender el límite difuso entre ficción y realidad en el que Mildred Burton se sumergía para bucear en las profundidades de lo siniestro e intentar desocultar las tensiones oscuras de la realidad.
Líbero Badíi nació en 1916 en Arezzo, Italia, y se estableció en la Argentina hacia 1927, hasta su fallecimiento en 2001. Artista visual de búsqueda multifacética, inició su labor como escultor en el taller de marmolería de su padre y completó su formación en la Escuela de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, donde también ejerció como docente de dibujo y escultura. Sus viajes por América Latina y Europa le permitieron conciliar en sus obras la presencia de símbolos iconográficos americanos con su experiencia de aprendizaje europeo.
A finales de los años sesenta, comenzó a investigar y desarrollar el concepto de lo siniestro como una forma de concebir la producción artística. Según el diccionario latino-español Nuevo Valbuena, “siniestro” se define como: “izquierdo; adverso, fatal, funesto; malvado, perverso; de mal agüero, según el rito griego, y de buen agüero, próspero, favorable y feliz, para el romano”. De este modo, aquello que se opone al pensamiento racional y escapa a las posibilidades humanas pasó a formar parte de su búsqueda plástica, no solo a través de la escultura, sino también de la pintura y de la gráfica.
La obra Punto en cuatro, de 1979, quizás nos plantea esa exploración continua de la incertidumbre de la vida, del tiempo y de nuestro accionar como individuos en la sociedad. Cuatro cuadrantes, una cruz, los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales. Para la cultura andina, por ejemplo, esta disposición fue un ordenador de conceptos matemáticos, filosóficos, religiosos y sociales. Mientras que muchos otros iban en busca de una brújula ordenadora, Líbero exploraba el misterio de la existencia.
Punto en cuatro, 1979
Líbero Badíi
72 x 56 cm
Técnica mixta
Colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
Militante político de izquierda, comprometido con las luchas sociales y el acceso del arte para todos, Juan Carlos Castagnino llevó a cabo una obra en la que desarrolló un profundo debate estético e ideológico. Así lo demuestran su trayectoria en el muralismo, el testimonio sobre las vidas de los trabajadores rurales y obreros que aparece en su trabajo, su fuerte crítica a las potencias colonialistas y sus célebres y populares ilustraciones para una edición del Martín Fierro, publicada por Eudeba en 1962.
Transitar las calles de París durante su primer viaje a Europa dejó en su retina la imagen de los civiles portando sus máscaras antigás en medio de la Segunda Guerra Mundial. Dos décadas más tarde, serían las calles de un París distinto, convulsionado por las revueltas del Mayo Francés de 1968, las que imprimirían una huella en su obra.
A las revueltas encabezadas por el movimiento estudiantil se unieron, con diferentes objetivos, trabajadores de distintos sectores que transformaron la revuelta inicial en un caos de barricadas que se convertiría en un acontecimiento histórico. Las manifestaciones, que incluían desde meras reivindicaciones salariales dentro del sistema de bienestar hasta repudios antiimperialistas, anticonsumo y antiliderazgos personalistas, cruzaron las fronteras y dieron lugar a la mayor huelga de casi toda Europa y, más tarde, se extendieron por México, Brasil, Uruguay y nuestro país. Sin embargo, fue Ámerica latina, con su larga historia de guerras y revueltas revolucionarias, la que inspiró en los estudiantes franceses su espíritu revolucionario colectivo y les aportó muchos conocimientos técnicos sobre la protestas, por ejemplo, la impresión de sus propios panfletos. Con el tiempo, este importante hito en el campo de la cultura daría lugar a múltiples lecturas encontradas. Entre ellas, la de Règis Debray, quien lo analizaría como una “contrarrevolución exitosa”, ya que sus grandes demandas de transformar la sociedad con creatividad, deseo e imaginación pasarían a formar parte del glosario neoliberal que instauraría un nuevo conservadurismo individualista.
Una gran distancia, casi un abismo se abrió entre el verdadero acontecimiento y sus mitos posteriores. Así como las consignas de instaurar el deseo y la imaginación terminaron siendo el combustible del productivismo del siglo XXI, ¿serán estas huelgas del estudiantado francés de enero 2021, con las que se reclama la presencialidad de las clases universitarias en pos de la salubridad mental individual en pleno recrudecimiento de la pandemia, una consecuencia de ese abismo cada vez más profundo entre rebeliones pasadas y presentes?
Juan Carlos Castagnino
(Mar del Plata, 1908 – Buenos Aires, 1972)
Calle en París, 1969
Calcografía y tinta
65 × 46,7 cm
Jorge Álvaro
Yo afirmo, 1975
Tinta y gouache sobre papel
72 × 52 cm
Jorge Álvaro integró la generación de Marcelo De Ridder, conformada por quienes habían hecho un retorno al soporte tradicional de la pintura, la tela, y a la figuración como imagen dominante. Podemos mencionar, entre otros, a Pablo Suárez, Juan Pablo Renzi, Diana Dowek y Mildred Burton. Este cambio en el lenguaje ya se había podido observar en la muestra Panorama de la pintura argentina joven, de 1972, realizada por la Fundación Lorenzutti en este museo. El Premio Marcelo De Ridder, que tuvo lugar entre 1973 y 1977, permitió a artistas de hasta 35 años legitimarse en el espacio del Museo Nacional de Bellas Artes. Jorge Álvaro lo obtuvo en 1975, en la disciplina Grabado.
En el personaje de esta obra puede verse condensada parte de la crítica social que era propia del trabajo de estos jóvenes de los años 70; su mirada huidiza y la posición de su cabeza transmiten el cinismo, la arrogancia y la prepotencia del poder, mientras que el fondo negro detrás del sillón es un símbolo de la represión y la violencia crecientes en una sociedad en la que se preanuncia la peor dictadura cívico-eclesiástico-militar de nuestra historia.
No sabemos qué es lo que está dando por cierto con su categórico “Yo afirmo”: si una afirmación trascendental cartesiana ‒como “yo afirmo que pienso”‒, una afirmación lógica o una afirmación empírica.
La pandemia nos empujó hacia un verdadero maremágnum de incertidumbres. Nos expuso como sociedades enfermas de ansiedad, no solo por la falta de certezas, sino también por el egoísmo de un individualismo exacerbado, resultado de haber sido educados para que nuestro único motor existencial fuese el consumismo adictivo.
El planeta nos sigue sacudiendo, pero la respuesta de parte de la humanidad es el negacionismo, el reemplazo del debate legítimo por el uso de argumentos retóricos que rechazan toda propuesta afirmativa que surja del consenso científico. De este modo, las fake news, los fake experts y las teorías conspirativas recrean un gesto quizá tan peligroso como el “Yo afirmo” de aquellos años.
En este video, te invitamos a conocer la obra de la artista Mildred Burton para sumergirte en ese abismo que se abre entre la fantasía y la realidad. Podés inspirarte en sus obras para imaginar conexiones imposibles y combinar imágenes para crear otras nuevas.
Compartí tus creaciones con nosotros enviándolas a [email protected]
¡Podés visitar la exposición en el museo hasta el 22 de febrero!
Te invitamos a imaginar tu casa como si fuera un museo de arte. Junto a tu familia o las personas con las que vivís, te proponemos crear diversos dibujos y ubicarlos en algún lugar de tu casa. Seguí estos pasos y transformá tu casa. Dibujá varias cosas que sean de tu interés.
Recorré tu casa con tu familia o con las personas con las que vivís y elegí los
lugares donde ubicar tus creaciones. Puede ser el living, la cocina, el baño,
un pasillo, o cualquier otro espacio. Entre todos piensen un nombre para este museo. Pueden relacionarlo con algo de la casa o con las obras.
Sacá fotografías con el celular y compartilas en las redes sociales de nuestro museo.
En el contexto que nos toca vivir actualmente, hasta las acciones más cotidianas implican un riesgo. El encuentro con otra persona por medio de pantallas, se ha tornado algo distante y difuso. Por eso desde el Museo Moderno fomentamos la búsqueda de nuevas formas de vincularnos, para generar un clima de cercanía afectiva a través de la palabra, la imagen y el intercambio de miradas.
Queremos proponerte una dinámica distinta y segura para compartir una experiencia en el museo. Los jóvenes podrán venir a visitar las exposiciones del Museo Moderno con cita previa, para luego narrarle su experiencia por correo electrónico a un adulto mayor asignado por el equipo de educación. A su vez, ellos mismos podrán hacernos su devolución por escrito.
Para eso invitamos a: Jóvenes que quieran venir, con cita previa, a recorrer las exposiciones del museo al mail [email protected]
Personas mayores que quieran participar de la actividad a enviarnos su correo electrónico a [email protected] autorizando a recibir un mail del joven asignado por el equipo de educación del Museo Moderno.
Al finalizar la experiencia compartiremos diversos fragmentos de las narraciones e imágenes en historias del @modernoba.
El podcast «Una obra, tres miradas» es un diálogo horizontal entre un artista, un trabajador del museo y un invitado del público a partir de una obra de la colección.
En esta segunda edición participan la escritora y filósofa Tamara Tenembaum, Soledad Sobrino, quien participó en la edición del catálogo de la exhibición, y la docente de educación especial Patricia Alonso, que aporta una perspectiva crítica y pedagógica.
Obra: Mildred Burton, Espera en blue, 1976, exhibida en Mildred Burton: Fauna del país en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2020.