2025
Edición bilingüe español e inglés
Textos: Gonzalo Aguilar, Fernando García, Gabriela Gugliottella, David Lamelas, Victoria Lescano, Pino Monkes, Victoria Noorthoorn, Patricio Orellana, Isabel Plante, Soledad Sobrino
Traducción: Ian Barnett
Diseño: Pablo Alarcón
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272 páginas
Formato: 25x 19,7cm
ISBN 978-987-673-638-1
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Artista clave de la aparición del arte pop en la Argentina, Dalila Puzzovio fue una protagonista crucial en la era en la que la escena del arte borraba las fronteras que la separaban de la moda, el diseño y el espectáculo para invadir todos los espacios, mezclarse con la vida cotidiana y esgrimir la invención de la propia personalidad como un manifiesto estético. Con obras como sus célebres zapatos de plataformas de quince centímetros, Puzzovio es una figura paradigmática de esa transformación, pero también una clara demostración de que tras las superficies de placer de la frívola imaginería pop acecha la oscuridad, como condición misma de posibilidad de esa juventud libre que acababa de nacer. Este libro reúne material documental nunca antes visto, además de contar con el trabajo crítico de notables especialistas, una detallada cronología y un dossier dedicado a ilustrar el desenfado de la particular pareja que formaban Puzzovio y su marido, el artista Charlie Squirru, entre las décadas del sesenta y el setenta.
“Dalila Puzzovio: Autorretrato es una merecida retrospectiva que reúne obras originales, reconstrucciones y documentos de un recorrido de más de sesenta años. Se propone reconocer una trayectoria clave para la historia del arte argentino y destacar la vigencia de las fulgurantes intervenciones de Dalila Puzzovio: la manera en que sus gestos, sus preguntas y sus estrategias todavía resuenan en el arte del presente. Su trabajo con el cuerpo y la expansión de sus contornos y posibilidades; su atención pionera por el cuidado del diseño de los espacios de exhibición; su señalamiento lúdico del anudamiento definitivo entre arte, moda, mercadotecnia y medios de comunicación; sus reflexiones sobre las aperturas y los límites que este anudamiento supone para las mujeres en el arte; sus investigaciones sobre la compleja dinámica afectiva que entablamos con el arte, los medios, la indumentaria y otros bienes de consumo son interrogantes insoslayables que Dalila ha indagado desde sus apariciones en los años sesenta y cuya relevancia se sostiene en las prácticas de artistas actuales.”
Patricio Orellana
“¿Qué sucedió en el lapso de solo dos años? ¿Cómo entender el pasaje de lo mortuorio y lo catastrófico, con los emblemas tradicionales de las coronas fúnebres y los yesos de hospital, al mundo de fiesta y supuesta frivolidad de su intervención en el Di Tella? ¿Será que Dalila, así como cambió de nombre, decidió también deshacerse de un pasado sombrío, construido de cuerpos dañados, cuando no fallecidos? ¿O existe, más bien, como trataré de demostrar, una continuidad que radica en un nexo íntimo y vigoroso entre la muerte, la moda y el pop, que encontró en Dalila —en su obra, pero también en su figura de artista— el sismógrafo artístico más preciso de las mutaciones de una época particularmente agitada?”.
Gonzalo Aguilar
“En Buenos Aires, el epicentro del pop fue conocido como la ‘Manzana loca’, esa zona céntrica que concentraba, en pocas cuadras, a las galerías de arte Lirolay o Bonino, las salas de la calle Florida 940 del convocante Instituto Torcuato Di Tella, algunos bares como el Moderno o el Bárbaro, y las tiendas de la Galería del Este. Entre 1960 y 1970, Dalila frecuentó todos esos lugares de encuentro, consumo y diversión. A lo largo de esa década, orientó su actividad artística hacia una diversidad de iniciativas: fue desde cuadros informalistas hasta el ‘arte de las cosas’, luego incursionó en la elaboración de lo que hoy llamamos ‘instalaciones’ y se lanzó a una creación colaborativa por fuera de las salas de arte, que incluyó indumentaria y vestuario diseñados para oxigenar tanto el look joven como la escena del teatro y el cine”.
Isabel Plante
“Dalila había sido Delia hasta que Charlie le dijo que no, que tenía que llamarse ‘Dalila’ como el personaje bíblico que los dos habían visto resignificado ante sus ojos cuando Cecil B. de Mille llevó a Hollywood la leyenda con la austríaca Hedy Lamarr en el rol de la mujer que, según el Antiguo Testamento, los filisteos utilizaron para quitarle a Sansón su fuerza mágica.”.
Fernando García
“Le consulté acerca del furor de las plataformas, que ese año 2010 habían invadido tanto las calles como los escaparates de las zapaterías de Buenos Aires cual democráticas zapatillas. No vaciló en fundamentar: ‘La vanguardia pasa por los zapatos de plataforma. Pareciera que desaparecieron los tacos con otras formas y que volvemos a estos increíbles objetos de deseo con superficies inestables. Esos que nos permiten avistar futuros inciertos, al tiempo que nos preparan espiritualmente para reinventar caminos coloridos’”.
Victoria Lescano