Esta ambiciosa exposición historiográfica, que toma el título de la canción homónima de Nacha Guevara de 1981, se propone comprender la profunda interrelación entre las vanguardias artísticas de las artes visuales y la intensa experimentación y transformación estética que se dio en el teatro argentino en dos momentos cruciales de la segunda mitad del siglo XX.
Hacia mediados de la década del sesenta, a la par de los procesos de modernización cultural de la época, una serie de acciones artísticas buscaron extender los límites entre las distintas disciplinas y renovar las formas del teatro de Buenos Aires. “¿Esto es teatro?”, se preguntaba buena parte de la prensa y los espectadores que asistían al Centro de Experimentación Audiovisual (CEA) del Instituto Di Tella, dirigido por Roberto Villanueva entre 1963 y 1970. Allí se cocinó una serie de experiencias, “objetos de prueba”, que buscaban escaparse de las representaciones realistas que dominaban la escena de la época. Esta exposición se detiene en algunos hitos renovadores, como el estreno de El desatino de Griselda Gambaro, dirigida por Jorge Petraglia, obra que desató la polémica teatral de los años sesenta: los realistas frente a los absurdistas. Pero también se adentra en otras acciones efímeras que rompieron las lógicas teatrales subordinadas al texto que imperaban entonces, como los espectáculos de la “nueva canción” de Nacha Guevara o las experiencias corporales y mudas de Ángel Elizondo. En suma, los artistas jóvenes reunidos en torno al Di Tella encabezaron una revuelta escénica de prácticas experimentales que difuminaban los límites entre el teatro y la danza, habilitaban la emergencia del teatro pop, dialogaban con las posvanguardias europeas y buscaban nuevos horizontes políticos, artísticos y vitales frente a la moral represiva de la dictadura del General Onganía.
Estos episodios de la exposición dedicados a la escena experimental de los sesenta se conectan con la obra individual y transnacional de Víctor García, uno de nuestros artistas escénicos que, en contextos de dictadura, salió del país y trazó nuevas cartografías estéticas más allá de las fronteras, en Brasil, España, Francia entre otros países. En sus obras, el impactante cambio de escala – monumental – ponía en jaque la acción dramática y la estabilidad de los actores, con recursos como el uso de ruedas gigantes, carrocerías de automóviles superpuestas y escenarios elásticos o en pendiente. Su dimensión inusitada constituyó un verdadero parteaguas para la historia del teatro argentino e internacional, a la vez que un punto inédito de intersección entre las artes escénicas y las artes visuales.
Por último, la exposición traza un puente con otro momento histórico fundamental: las experiencias escénicas radicales que surgieron al calor de la reciente democracia (1983) y que volvieron a expandir vigorosamente los límites del teatro de Buenos Aires. Se trata de los sketches y las performances con las que artistas como Batato Barea, Alejandro Urdapilleta o Las Gambas al Ajillo, entre otros, catalizaron las tensiones políticas y artísticas de la posdictadura. El Centro Parakultural (creado por Omar Viola y Horacio Gabin, 1986-1990) fue uno de los espacios en donde se mezclaron el teatro, el rock y las artes visuales, junto con el protagonismo de los cuerpos, la fiesta desatada tras el terror represivo y las prácticas disidentes de la sexualidad que cuestionaban la moral represiva y discriminatoria predominante en la época, de fuerte acento homofóbico. Estas experiencias llevaron al extremo la supresión de los límites entre el arte y la vida, y practicaron un fervoroso antiteatro: contra las prácticas de representación, contra los circuitos de producción tradicionales, contra el texto como el rector garante de sentido y, otra vez, contra el realismo como la estética oficial del teatro argentino.
En once episodios cuidadosamente seleccionados que entrelazan hitos de la escena experimental, entre los años sesenta y ochenta, del Di Tella al Parakultural, esta exposición busca trazar las distintas geografías sensibles que ampliaron para siempre el territorio del teatro nacional.
Artistas: Roberto Villanueva, Jorge Petraglia, Griselda Gambaro, Cristina Banegas, Laura Yusem, Graciela Galán, Humberto Rivas, Alfredo Bonino, Kado Kostzer, Nacha Guevara, Ángel Elizondo, Gianni Mestichelli, Víctor García, Renata Schussheim, Batato Barea, Adrián Rocha Novoa, Elba Bairon, Vivi Tellas, Alejandro Kuropatwa, Pérez Celis, La Organización Negra y Alejandro Urdapilleta, entre otros.
Curadores: Alejandro Tantanian, Curador de Teatro del Museo Moderno; Andrés Gallina y Florencia Qualina, curadores invitados.
Diseño museográfico: Daniela Thomas e Iván Rösler