Sobre Vuelvo como un jardín después del invierno, la intervención de Cotelito en el café del Museo Moderno
Había una vez un lugar cerrado. Así sus puertas y cerrojos, sus hierros y candados: callados.
Había una vez un lugar cerrado, sin ojos en los patios y ventanas: sin miradas.
Había una vez un lugar cerrado, sin ruidos casi desarmado: silenciado.
Nada adentro y, de la nada, nada… dicen. Pero nadan semillas de nada y crecen brotes de nada y florecen flores de nada y viene verde la nada, verde muda y silenciada
Y verde quiere agua y manos y ojos que miren la verde hermosura verde firme, y aferrada.
Y para la nada verde vienen por ella varios cuerpos, a cuidarla. Manos para regarla, y bocas a suspirarla. Verde cuidada mirada. Verde crece, y patitas la recorren, verde nada que crece de la nada nada.
Y verde y patas y ojos, bocas, van contra cerrojos, hierros, puertas, porque no hay nada que verde no abra.
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