JUGUETES RABIOSOS

En 1961, Kenneth Kemble invitó a un grupo de artistas a participar en una exposición en la que, en lugar de crear, destruirían obras de arte. La exposición Arte destructivo, en la Galería Lirolay de Buenos Aires, exhibió una serie de objetos (desde muebles y paraguas hasta una gran cantidad de juguetes infantiles) sometidos a todo tipo de estragos, y presentados en una instalación tan ominosa como humorística. Dos años después, en el Impasse Ronsin, Marta Minujín convocó a figuras clave de la escena parisina a un evento de cierre de su estadía en la capital francesa para que se apropiaran e intervinieran las obras que había realizado hasta entonces en Francia. Luego les prendió fuego en un evento catártico e iniciático que se convertiría en el primero de una serie de happenings que cambiarían el curso de la historia del arte argentino.

Estos dos eventos trazaron un imaginario de vanguardia basado en el juego y la destrucción, dos gestos que serían clave en el resto de la década, en la que el objeto artístico fue constantemente puesto en discusión. En ello se enfoca la muestra Juguetes rabiosos. La exposición toma el título de la primera novela de Roberto Arlt (1926), que condensa, con humor surrealista e intensidad expresionista, la actitud lúdica de los artistas de los sesenta y su relación con el objeto artístico que, como un juguete en manos de un niño, estalla en ese período. La exposición comprende piezas que despliegan un variado abanico de gestos de violencia hacia el objeto, sus límites y su materialidad; pinturas y esculturas del informalismo y del arte destructivo, compuestas con desechos y materiales violentados; obras que deconstruyen los procesos de significación con un foco en la materialidad del lenguaje; trabajos acerca de la desmaterialización más radical del objeto artístico; e incluso obras sobre la desfiguración del cuerpo humano. Juntas, constituyen un repertorio de estrategias artísticas que buscaron revitalizar el arte tanto en los albores de una década obsesionada por la modernización cultural, como en años posteriores en que se impusieron gobiernos autoritarios y dictaduras.

La exposición actualizará de manera lúdica y mediante intervenciones del artista y cineasta Joaquín Aras (Buenos Aires, 1985), la obra y las estrategias de las vanguardias históricas que expandieron los límites de lo posible. Los artistas representados son Noemí Di Benedetto, León Ferrari, Alberto Greco, Alberto Heredia, Marta Minujín, Dalila Puzzovio, Luis Wells, entre otros.

A través de sus instalaciones audiovisuales, Joaquín Aras busca invocar el espíritu irreverente y paradójico de las obras del período y reflexionar sobre las resonancias materiales entre el arte destructivo y el archivo audiovisual de los sesenta, así como sobre el importante trabajo de conservación de las obras de arte que integran la colección del Museo Moderno.

Artistas: Joaquín Aras, Fernando Birri, Zulema Ciordia, Noemí Di Benedetto, Leonardo Favio, León Ferrari, Luis Gowland Moreno, Alberto Greco, Alberto Heredia, Kenneth Kemble, Julio Ludueña, Rómulo Macció, Marta Minujín, Luis Felipe Noé, Margarita Paksa, Aldo Paparella, Federico Manuel Peralta Ramos, Dalila Puzzovio, Nicolás Rubió, Rubén Santantonín, Américo Spósito, Edgardo Antonio Vigo, Luis Alberto Wells, Yente

Artista interlocutor invitado: Joaquín Aras
Curaduría: Patricio Orellana
Diseño museográfico: Daniela Thomas, Felipe Tassara e Iván Rösler
Producción: Julieta Potenze

Programas Públicos: Luz de verano

El miércoles 29 de noviembre el cineasta Andrés Di Tella presentó dos cortometrajes casi inéditos en el auditorio del museo. La proyección de Luz de Verano (2019) y Diario 6 (2021) fue programada en el marco de la exposición Juguetes Rabiosos que explora la relación entre las vanguardias y el cine argentino de los 60. Luz de Verano toma una escena de La Terraza de Leopoldo Torre Nilsson (1959) para llevarla a una suerte de retrato colectivo de una generación de jóvenes (Leonardo Favio, Graciela Borges, Dora Baret, entre otros) que oscilan entre la belleza idealizada y la autodestrucción. Parte de las obras de Juguetes Rabiosos está atravesada por esa misma pulsión. Entre las proyecciones, Di Tella analizó el trabajo que realiza con el archivo y los descartes de filmaciones para sus películas y la puesta en primer plano de la basura en el informalismo de principios de los 60.

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