Sobre Vuelvo como un jardín después del invierno, la intervención de Cotelito en el café del Museo Moderno
Había una vez
un lugar cerrado.
Así sus puertas
y cerrojos,
sus hierros
y candados:
callados.
Había una vez
un lugar cerrado,
sin ojos
en los patios y ventanas:
sin miradas.
Había una vez
un lugar cerrado,
sin ruidos
casi desarmado:
silenciado.
Nada adentro
y, de la nada,
nada… dicen.
Pero nadan semillas de nada
y crecen brotes
de nada
y florecen flores
de nada
y viene verde la nada,
verde muda y silenciada
Y verde quiere agua
y manos
y ojos que miren
la verde
hermosura
verde firme,
y aferrada.
Y para la nada verde
vienen por ella
varios cuerpos,
a cuidarla.
Manos para regarla,
y bocas
a suspirarla.
Verde cuidada
mirada.
Verde crece,
y patitas
la recorren,
verde nada que crece
de la nada nada.
Y verde y patas
y ojos, bocas,
van contra cerrojos,
hierros, puertas,
porque no hay nada
que verde
no abra.