Entre los años 1965 y 1969, se realizan en el Museo de Arte Moderno una serie de actividades donde se plantearon los cuestionamientos y tópicos del arte probablemente más citados a mediados del siglo XX, a saber: el fin de la pintura, la actitud pasiva del espectador burgués y las nuevas maneras de producción artística más aggiornadas a las sociedades contemporáneas.
En el marco de la mesa redonda Nueva actitud de los artistas, julio de 1965, participaron Ernesto Deira, Armando Durante, Kenneth Kemble, Méndez Casariego, Marta Minujín, Luis Felipe Noé y Pablo Suárez. Allí pusieron en discusión desde el objeto cuadro, el arte como entretenimiento hasta las expectativas que debían proponerse ante los cambios sociales y políticos que se avecinaban. Marta Minujín, ya en el transcurso de la polémica por la pieza La Menesunda realizada con Rubén Santantonin, dijo en ese encuentro: “En principio, lo que más me interesa es la gente, sus reacciones y qué es lo que le puede pasar a través de lo que hago. Es decir, el objeto, el cuadro, en el momento actual no me interesa nada, porque estoy muy metida en el mundo y lo que pasa. Creo que si la gente lee en la quinta de “La Razón” que hay vida en Marte, hay objetos interplanetarios, hay guerra en Vietnam, etcétera, no puede olvidarse fácilmente de sí misma para comprender lo que uno ha querido darle. Entonces creo que lo que se puede hacer es tratar de hacerle vivir nuevas experiencias no solamente físicas sino espirituales y psíquicas”.
Al final del evento, se dio lugar al público para que hiciera algunas preguntas o comentarios, entre ellos se encontraba Roberto Jacoby, quien ofreció como una síntesis casi utópica de esa nueva actitud: “Creo que lo importante es que no se trata sólo de incorporar al espectador en la obra sino de proponerle mucho más que eso, un cambio de vida, un cambio de moral”. Jacoby, junto a Eduardo Costa y el semiólogo Oscar Masotta, introducían y desarrollaban en el país el concepto de Arte de Medios en esos mediados de los 60.
Al respecto, en junio de 1966, Masotta realiza en el Museo la conferencia Materia y medios de comunicación de masas en la plástica argentina de vanguardia. La Biblioteca conserva tanto la gacetilla de prensa de este evento como la transcripción de la charla Arte pop y semántica, presentada en el Instituto Di Tella el año anterior. Retomando el caso Minujín, Masotta lo describe de la siguiente manera: “Visión del proceso social como fenómeno de cambio continuo, por un lado y concepción de la relación de la obra con el espectador como contacto inmediato, participante, como situación, con valor catártico, que reemplazaría a la presencia aislada y estetizante del objeto plástico tradicional”. Continuando con una crítica sobre el posicionamiento de la artista ante los procesos sociales.
Por otra parte, en septiembre de 1965, el Museo de Arte Moderno con el Servicio Cultural de la Embajada de Estados Unidos organizaron un encuentro, coordinado por Kenneth Kemble y Florencio Méndez Casariego, invitando a los artistas argentinos regresados como becarios en el país del norte. Conformaron la mesa para contar sus impresiones Rogelio Polesello, Ary Brizzy, Federico Peralta Ramos, Víctor Magariños, Pablo Suárez y René Morón.
Posteriormente, en el año 1968 bajo el título ¿Existe un vacío de vanguardia en las artes plásticas en la Argentina? se programa este seminario a cargo de los sociólogos Marta Slemenson y Germán Kratochwil y el crítico de arte Fermín Fevre. Como corolario de la actividad en septiembre 1969, se reunió a Sonia Marsal, Rafael Squirru, Jorge Romero Brest, Federico Peralta Ramos, Norberto Benvenuto y Luis Felipe Noé -cuyo libro Antiestética, publicado en 1966 y con gran repercusión se había presentado en el MAM-. Noé además de problematizar el concepto de vanguardia artística, inscribiéndola con lo social y lo político, expresaba sobre los cuestionamientos a la pintura: “Yo he oído decir ahí que Marotta dice que el happening es una nueva expresión artística así como había la pintura y demás. Yo creo que es un disparate eso, es decir creo que el happening fue una de las etapas de poner en cuestión los lenguajes artísticos, es absurdo decir la pintura está cuestionada y decir bueno, ahora hay un nuevo lenguaje que es el happening. No!, eso de ninguna manera. […] Fue una primera etapa en el cuestionamiento […], que reconoce que el mundo ya no es sintetizable y que tiene una cantidad de estímulos distintos y contrapuestos”… .
La Biblioteca cuenta con la transcripción de aquella charla y con el cuadernillo Criterios para la crítica de arte contemporáneo, además de los otros materiales aquí mencionados.
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