Desde los inicios de su carrera se observan sus inquietudes relativas al espacio, el color y la luz en consonancia con la observación de los fenómenos cósmicos. La creación de obras a partir de medias esferas de yeso dentro de su producción data de 1947 y, aunque los primeros ejemplares no tenían luz ni movimiento, sí dan cuenta de la incorporación temprana del espacio a su universo temático.Luego de iniciarse en la abstracción concreta y de haber formado parte de la Asociación Arte Concreto- Invención, Gregorio Vardánega emprendió su primer viaje a Europa en 1948. Entre los talleres y artistas que frecuentó en ese momento, en su encuentro con Georges Vantongerloo, además de una gran influencia, parece haber encontrado una confluencia con sus propias líneas de investigación/creación. Interesado por el espacio universal y la observación de los fenómenos cósmicos, el artista belga había abandonado hacia fines de la década de 1930 los postulados neoplasticistas para dar paso a investigaciones plásticas en torno al universo. Las novedades científicas en relación con el tiempo y el espacio, la teoría de la relatividad y la geometría no euclidianas se presentaban como elementos plausibles de ser estudiados desde las artes plásticas.Tras su regreso a la Argentina, y previamente a partir nuevamente hacia Europa, en 1959, e instalarse junto a su mujer, Martha Boto, en París, el artista fue miembro fundador de la Asociación Arte Nuevo en 1955, y del grupo Artistas No Figurativos Argentinos (ANFA) en 1956. La Asociación Arte Nuevo publicó un boletín homónimo de seis números entre 1956 y 1958. En el primero de ellos apareció el artículo “Problemas de espacio y estructura, su relación con lo social”, firmado por Vardánega e ilustrado con dibujos-esquemas también de su autoría, que mostraban algunas de las propuestas que el artista realizó con semiesferas. Asimismo, en sus declaraciones sobre el arte cinético, el artista se refirió en diferentes ocasiones a la instancia liberadora que suponían sus obras a partir de los elementos que postulaba como parte de una nueva educación formal: “la estética del movimiento y la electrónica, la estética de la luz y el color eléctrico”.Esta convicción sobre la avanzada de dispositivos científicos y tecnológicos que pudieran ser utilizados en sus obras en pos de la creación de ambientes agradables a través de objetos artísticos encaminó su producción ineludiblemente hacia el arte cinético. Dentro de esa atmósfera de coloración variable, otros puntos de colores luminosos y vibrantes permanecen ilusoriamente suspendidos en el espacio, emulando un paisaje cósmico.