Nací en Rufino, Santa Fe, Argentina en 1979.
En 1998 me mudé a Rosario a estudiar Bellas Artes en la UNR. Lo inesperado y todo aquello que produce información no siempre me sorprende afuera, la mayoría del tiempo lo encuentro dentro de mis búsquedas, mis trabajos anteriores y en el registro o memoria que sedimentan esas prácticas. El pasado también es realidad que puede volverse impredecible.
Mis ideas aparecen como formas o composiciones que se dan cuando se entrelazan distintas cosas que están, me interpelan y no reconozco de inmediato. Me pierdo, me llevo de mi propia mano y sigo ese camino, una especie de intuición, ADN personal o de proceso casi biológico de operar sobre el alrededor. Todo tiene una dimensión estética para ser explotada y algo puede estar ahí donde está una rama que se cayó en una tormenta, un auto abandonado después de un choque o una cortina que la mueve el viento. Hay una continuidad entre todas las cosas y que cada vez que decido y pienso una idea no hago más que reafirmar mi historia en este mundo y mi manera de registrar las cosas de este mundo.
Todo lo que hago es verdad. Yo no soy al hablar. Soy la cosa que hace, la mensajera de mi propio mensaje.