A menudo me pregunto a qué se parece una cosa.
¿Las cosas realmente tienen un punto de referencia? Y si lo tienen, ¿qué es una flor cuando la represento en mi imaginación y veo patitas diminutas en lugar de pistilos?
El proceso de creación es como un portal de transformaciones que convierte una supuesta realidad objetiva en realidades disidentes; aquellas que nos liberan de la relación binaria entre un objeto y su significado liberándonos del límite propuesto por sol, luna, rosa o margarita. Cuando nos dejamos guiar por nuestra imaginación, nos abrimos a otras capas de posibilidades. Se despliega un universo desconocido donde algo ya no se parece a nada. Veo el arte como un proceso de continua transmutación de significados y formas que liberan nuestra mente y nuestro cuerpo de las convenciones del parecido.