Graciela Martínez (1936-2021) se formó en danza clásica desde niña y en su juventud incursionó también en el grabado y la pintura. Comenzó a crear y presentar sus propias coreografías entre 1957 y 1958, época en que se casó con el artista plástico Antonio Seguí. Juntos emprendieron un largo viaje a través de América Latina, durante el cual presenta Danzas y pantomimas en Perú, Colombia y México. Una vez asentados en Ciudad de México, estudió danza moderna con el bailarín estadounidense Xavier Francis y la bailarina danesa Bodil Genkel. En 1960 regresaron a Córdoba, donde nació su hijo Octavio. En 1961 se trasladaron a Buenos Aires. Durante ese año, Martínez comenzó un nuevo proceso de experimentación artística que desembocaría en las primeras piezas que conformaron Danza actual. Se la considera como precursora de la danza moderna en su paso a lo contemporáneo. Su obra se basó en la danza sin narrativa, vinculando las coreografías a objetos de la vida cotidiana.