Museo Moderno
Londaibere Alfredo

Para Alfredo Londaibere (Buenos Aires 1955-2017) la pintura podía concentrar toda la capacidad expresiva de un artista y toda la verdad sobre el arte. La pintura representó su lenguaje, su economía y su campo de acción. La exploró desde múltiples perspectivas a través de sus diferentes roles como artista, curador y docente, en torno a un sistema de trabajo centrado en el oficio y a la vez en la historia del arte.
En sus obras confluyen el arte clásico europeo, el cristianismo primitivo, la pintura colonial barroca, las creencias paganas, católicas y afro-descendientes, los modernismos centrales y periféricos, oriente y occidente, la vanguardia y las apropiaciones locales, el sistema artesanal y las artes eruditas, la cultura de élite y el consumo popular. La pintura le ofreció un campo de investigación que exploró por medio de técnicas y materialidades diversas con las que revisitó los géneros tradicionales y, al mismo tiempo, se transformó en una herramienta para alcanzar un estado espiritual que se hizo cada vez más explícito en sus temas, en sus procedimientos y en su visión del mundo. En sus pinturas, en sus assemblages y en sus collages configuró un modo de hacer meditativo y centrado en el goce estético.
Se formó en los talleres de Araceli Vázquez Málaga, Oscar Smöje y la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Desde los años ochenta produjo obra sistemáticamente, en series. En 1985 integró el Grupo de Acción Gay (GAG), con el cual compartió lecturas sobre teoría social, activismo micropolítico y una sociabilidad que lo acercó a Jorge Gumier Maier y a Marcelo Pombo. Hacia el final de esa década asistió a las clínicas de obra de Luis Wells y Kenneth Kemble y Pablo Suárez, quien lo alentó a direccionar su producción hacia el collage.
Algunas de sus obras comenzaron a circular en la escena under porteña de aquella época: participó de exposiciones en Cemento y en la galería Singapur Sling. Formó parte del grupo de artistas vinculados a la galería de arte del Centro Cultural Ricardo Rojas desde que Gumier Maier la fundó en 1989. Ese año presentó ahí su primera muestra individual, Mapas y pinturas, la cual consideró como una “retrospectiva”. En 1991 participó de la “Beca Kuitca”, dirigida por Guillermo Kuitca, de quien sería luego asistente. Ese año volvió a exponer en el Rojas y lo hizo también una tercera y última vez al año siguiente, en que además comenzó a dar clases de artes plásticas.
Junto con Gumier, Omar Schiliro y Benito Laren participó en 1992 en una muestra en el espacio Giesso, donde exhibió una serie de desnudos masculinos sobre tablas, perfilando una estética cargada de sentidos ligados a la sexualidad. El crítico Jorge López Anaya dedicó a la exposición la reseña “El absurdo y la ficción en una notable muestra”, publicada en La Nación, “en la que establecía una analogía entre las obras y ciertos síntomas contemporáneos asociados a la posmodernidad como lo light, la ficción y la levedad. A partir de entonces se generó una polémica sobre la noción de light asociada a este grupo de artistas y que se hizo extensiva a todos los que participaban en la escena del Rojas” –resume la historiadora del arte Jimena Ferreiro–. En 1994 realizó una muestra individual en la Galería Mun, curada por Sonia Becce. En 1996 expuso con Benito Laren en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Ese mismo año fue seleccionado para participar en el Taller de Barracas con apoyo de Antorchas y bajo la dirección de Luis Benedit y Pablo Suarez. Con curaduría de Becce presentó su serie “10 coronas de poder” en la Alianza Francesa en 1998. En 1999 expuso Témperas autobiográficas en Galería Gara. En 2000 y 2002 realizó sendas exhibiciones en Belleza y Felicidad, la galería de arte, librería y centro cultural barrial fundada por Fernanda Laguna y Cecilia Pavón, “que se convirtió en la heredera natural del Rojas” (Ferreiro). En el Centro Rojas, mientras tanto, se hizo cargo de la dirección del espacio exhibitivo cuando Gumier decidió apartarse de la gestión desde 1997 hasta el 2002.
Estudió modelado de cerámica y cera en los talleres de Carlos Kurten, Antonio Pujía y Taca Oliva. Produjo esculturas, que exhibió en el año 2005 junto a pinturas de Florencia Bohtlingk en el Centro Cultural Borges, en una exposición curada por Fernanda Laguna. Estas obras acompañaban sus trabajos de los años primeros años 2000, período en que Ferreiro observa el predominio de “un gesto más directo”, obras con que el artista sentía que comenzaba a pintar por primera vez.
Entre otras numerosas exposiciones, se destaca su participación con una serie de témperas sobre litografías y fotografías en el ciclo “El artista como curador”, en el Centro Cultural San Martín, invitado por Laura Batkis y en la muestra colectiva 2D (ambas, 2005), curada por María Eugenia Spinelli en el Centro Cultural Parque de España en Rosario. Expuso también en el Centro Cultural Recoleta, Ivy Marey / Tierra sin Mal (2009); en la Galería Jardín oculto, Flores y frutos (2012) y en Galería Nora Fisch, Pinturas y collages (2015). Londaibere fue galardonado en 2015 con el Primer Premio de Pintura del Banco Central de la República Argentina, el Primer Premio Fundación Andreani y el Segundo Premio del 10° Concurso Nacional UADE de Artes Visuales.
En 2019, Jimena Ferreiro curó Yo soy santo, la primera muestra panorámica de su obra, para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. El mismo año, la Galería Nora Fisch le dedicó la muestra Bienvenida primavera y en el 2022 organizó Colección Londaibere / El artista como curador, una muestra en dos etapas con las obras de la colección personal del artista, que contó también con curaduría de Ferreiro y que abarcó piezas tempranas e icónicas de la producción de varios de los artistas de su generación y del círculo del Rojas.