La obra de Lux Lindner (Buenos Aires 1966) abarca distintas disciplinas como la pintura, la perfomance, la ambientación sonora, la producción de películas de animación, objetos y textos escénicos, siempre vertebrada por el dibujo. Encuentra sus raíces y centro de gravedad en la preocupación por el devenir histórico argentino contemplado desde una perspectiva amplia, atenta a los aspectos confidenciales y proféticos.
Realizó sus estudios secundarios en una escuela técnica e inició la carrera de diseño gráfico, donde profundizó un interés por las formas técnicas que luego traslada a la pintura, provenientes en muchos casos de antiguos manuales de aeronáutica o ingeniería naval disponibles en mesas de saldos y que representan, de algún modo, el proyecto fallido de industrialización que terminó de decaer en la Argentina a mediados de los años ‘70.
En su primera muestra individual en 1990, sus obras combinaban referencias a Ernesto Deira, la gráfica del rock y la historieta, alejándose de la expresividad y la materialidad pictórica -que habían predominado en la década del ’80- y renovando cierto imaginario geométrico y formal.
Desde entonces, su obra visualiza las contradicciones de adquirir una educación técnica en un país cuya industria fracasa constantemente. Según el crítico Claudio Iglesias, “no es casual…que se [lo] compare con Fernando Fader, el mendocino por adopción que estudió ingeniería hidroeléctrica para electrificar su provincia y, tras una serie de desavenencias políticas que coartaron el ambicioso proyecto, se dedicó a pintar ovejas pastando al aire libre”. El futurismo italiano constituye otra gran fuente de inspiración para Lindner, por tratarse justamente de un movimiento que ha transitado asimismo las contradicciones de abrazar la fe en la modernidad en un contexto fuertemente subdesarrollado.
Ávido lector, melómano y curioso intelectual, Lindner conoce en profundidad la literatura y la historia argentinas y ha se lo ha definido como una de las mentes más mordaces y originales del panorama local. Sus puntos de vista inesperados sobre nuestra sociedad y cultura siempre están informados por sus múltiples lecturas, así como por un particular sentido del humor. Desarrolla el dibujo como su principal práctica artística, una actividad casi imparable funcionando en paralelo a sus procesos de pensamiento. Hábilmente ha logrado citar distintos estilos como dibujos técnicos a tinta (desde el momento en que se hicieron a mano), dibujos de líneas expresivas o ilustraciones a lápiz de color. En un primer acercamiento, aparecen como imágenes fantásticas y casi surrealista; en realidad, se encuentran fuertemente codificados con capas de referencias a hechos políticos e históricos, así como a la cultura pop, la ópera o los deportes.
Ha realizado exposiciones individuales, entre ellas, Catéter Microciclónico (2021) en Fundación Andreani, Choripanipazus.EXE (2021), Monumento al Contrabandista Desconocido (2018), Falklands Crush Saga (2015) y Bring Me the Head of the Wagnerian Equalizer (2013) en Galería Nora Fisch, Acercamiento Infinito (2010) en el Centro Cultural Recoleta, El Nacimiento de la TV Color por el Espíritu del Futbol (2006) en Galería Braga Menéndez, Mater Triunfalis (1995) en el Instituto de Cooperación Iberoamericana y Armas Largas (1993) en la Galería del Rojas. Entre sus participaciones en muestras colectivas se destacan El Arte es un Misterio (2022) en Museo Fortabat, Salón Nacional de Artes Visuales (2021), What ́s Love got to do with it (2019) en el Drawing Center de Nueva York, Bienal de Performance BP19 (2019), En la Persistencia de las Cosas (2017) en Casa Lope de Vega de Plataforma Arco Madrid y Excéntricos y Superilustrados (2016) en el Museo de Arte Moderno de Bs. As.