Museo Moderno
Joglar Daniel

En sus instalaciones y esculturas Joglar hace uso de objetos que colecciona o almacena y, a veces, modifica de manera sutil y los presenta ensamblados, a menudo sobre mobiliarios hogareños o mesas de tablones. Suele incluir pertenencias o regalos hechos por otras personas cuyas historias se impregnan en la obra. También recurre a materiales de librería y oficina, como paspartús, resmas de papel o post-it. En estos casos, el papel se desplaza de su empleo corriente y es utilizado para modelar o construir formas en el espacio. En sus esculturas móviles, incorpora varillas, aros y placas de madera, plástico o aluminio que trascienden su condición objetual para ser materializaciones de formas geométricas. Los títulos de obras, exhibiciones y los textos de sala también son materiales fundamentales para el artista, al igual que el espacio de exhibición, que concibe como lugar en cual trabajar con las relaciones dadas y las que se pueden crear.

Joglar trabaja en movimiento y traslada objetos de un punto a otro para percibir las modificaciones espaciales o energéticas: qué tan cerca tienen que estar dos cosas para que estén conectadas, o qué tan lejos para que se vean solas. Constela un sistema de relaciones en el que las cosas se muestran a sí mismas y entre sí. Este sistema no es diseñado a priori, sino que se consolida en una práctica íntima y performática de taller. Joglar vincula este sentido de la ubicación de las cosas a la tarea doméstica de ordenar y, también, a la práctica del feng shui. Considera central invocar o configurar un sentido de economía en este procedimiento, es decir, que las cosas encuentren (o produzcan un estado de) reposo. Otras piezas son reversiones o remix declarados de obras de otrxs artistas, a veces realizadas con otros materiales o con distinta resolución técnica. En este sentido, su propia producción participa de una asociación en cadena en la que un artista se muestra a la vez que muestra a otrx.

A partir de la reubicación y del armado de asociaciones, el artista desplaza del centro de la escena la funcionalidad formateada de los objetos y los usos tradicionales de los espacios, y permite que emerjan de ellos y de sus formas materiales y colores, nuevos sentidos o modos de ser percibidos. Propone un replanteo de los términos en que cada espectadorx se relaciona con las cosas y los lugares de su vida cotidiana.