Nace en Buenos Aires en 1945. Se formó en violín con Ljerko Spiller y, en pintura, asistiendo a la
Mutual de Estudiantes y Egresados de Bellas Artes. A los 18 años, recibió el 1er premio de pintura de
la Sociedad Hebrea Argentina. Durante un largo período, de 1959 a 1963, trabajó junto al maestro
surrealista Juan Batlle Planes, con quien realizó diversos murales. Su llegada a Europa se produjo de
una forma inusual para un artista: gracias a un trabajo en un carguero.
Las pinturas de Paul Klee y la cueva de Ali Baba han influido fuertemente en su carrera artística.
Quizás en estas referencias se pueda encontrar el origen de esa particular fosforescencia que ilumina
sus pinturas. La atmósfera de sus cuadros está envuelta en una danza de misterio y velos de luz.
Gurfein trabaja lentamente, con materiales de otras épocas como la témpera casera creada con una
cola transparente derivada de la leche. Lo evanescente e intangible de sus imágenes oscila entre la
presencia y la reminiscencia. En su obra observamos mundos infinitos, casas iluminadas por cielos
inmensos y árbolessolitarios perdidos en desiertos de ensueño.
Radicado en París desde 1980, su obra pertenece a colecciones privadas en Alemania, Argentina,
Bélgica, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia, Suiza, Uruguay y Venezuela.
Expuso en el Museo de Arte Moderno (1968), París; el Grand Palais (1982), París; el Salon d’Art
(1984), Bruselas, Bélgica; el Museo Nacional de Bellas Artes (2004), Buenos Aires; la UNESCO (2006),
París y más recientemente en la Maison de L’Amérique Latine en París en 2023.