En su infancia en Rosario recibió la impronta del oficio de su padre escultor clásico y arquitecto. Pasó muchos años de su vida y su carrera en Italia. La matriz experimental de su obra se fue gestando a partir de la alternancia entre estos dos escenarios, pero fue en la península italiana donde desarrolló la etapa espacialista de su producción. En 1947 suscribió el Primer manifiesto del espacialismo; este y otros manifiestos que firmó en Milán terminaron de definir su idea del “concepto espacial” que rompía los límites de la tradición y marcaba la apertura del arte hacia nuevas dimensiones. Sus óleos espacialistas materializaron esta noción a través de los conocidos “agujeros” y “tajos”, consistentes en perforaciones o rasgaduras sobre la tela. El Concetto spaziale del 1962 pertenece a una serie de piezas en las que el desgarro supera el corte neto provocado por el gesto rápido que tajea la tela, y adquiere un carácter menos purista. Su tela lacerada presenta dos hileras de orificios irregulares que ponen en obra la dimensión espaciotemporal del gesto.