Museo Moderno
EL AZEM Karina
Precaución, 2003, 65x130

Desde que empecé a trabajar como artista, en los tempranos noventa, mi interés estuvo
centrado en la influencia de las artes ornamentales en el desarrollo del arte abstracto del
siglo XX.
El arte decorativo nació muchos siglos antes que el arte de representación y mediante el
ritmo, la simetría y el patrón se comunicaron miradas morales, sociales y religiosas.
La estética funcionalista retomó un largo debate en torno al ornamento como artificio, pero
hace tiempo reconocemos a estas manifestaciones con su propia justificación y
referencialidad.
Para Gombrich hay motivos formales que son descubiertos como aptos para encajar en
determinadas disposiciones psicológicas que no habían sido satisfechas con anterioridad,
estos son creadores de hábito. La Jarra con forma de animal o la columna con forma de hoja
de acanto, satisfacen nuestra expectativa de orden Propone que el artificio es solicitado en la
cultura humana para resistir el cambio y perpetuar el presente, lo interpreta como una
necesidad biológica.
En muchas otras obras, me centré en la idea de superficie, patrón y repetición al ocupar el
espacio dado, como un medio para internarme en la percepción del espectador de la escala,
la proporción y el límite dentro de un espacio arquitectónico.
Actualmente estoy centrada en nociones vinculadas a la geometría fractal propuesta por
Benoit Mandelbrot y es el punto de partida de las obras que estoy desarrollando.
Si bien ellos se definen por responder al principio de “autosemejanza”, es decir, cada parte
contiene la semilla para recrear el conjunto, con cada nivel de aumento surgen diferencias
del original.
Desde la antigüedad los humanos hemos asociado la belleza y lo sagrado de algunas formas
en el arte y la arquitectura a los fractales y el físico Richard Taylor encontró una conexión en
el arte de Jackson Pollock.
Los fractalesintroducen el caos, contienen ruido y orden.
Cuando nuestras mentes reconocen un patrón nos enfocamos en él como si fuera una cosa,
tratamos de encontrar patrones que consideramos bellos, pero a fin de sostenerlos en
nuestras mentes debemos apartar el resto del fractal, para comprenderlos limitamos su
movimiento, buscamos reconocer un lenguaje, el que permite a los restauradores completar
una pieza usando la extrapolación. Nuestra percepción opera como la relación entre el
microcosmos y el macrocosmos. Entre mundo de las ondas, y el mundo de las cosas, lo
limitamos y a la vez, le damos existencia.
La producción de mis trabajos comienza con un “prototipo” hecho con cuentas de vidrio,
plástico o diferentes materiales bélicos que pego a la manera de un bordado.
Aludiendo a la tradición artesanal usualmente atribuida a las mujeres.
También a la atracción atávica por lo que brilla, al mito fundacional latinoamericano según el
cual, los conquistadores se llevaron el oro a cambio de “espejitos de colores”
Escaneo estos motivos y los combino y transformo en la computadora