Adriana Bustos (Bahía Blanca, 1965) produce obras en diferentes soportes que generan una interpretación no lineal del relato histórico y su efecto de verdad. Su trabajo se centra en las fisuras o espacios inconscientes, quiméricos, oscuros, el lugar de lo “no dicho” y emplea la instalación, el video, la fotografía, pero sobre todo el dibujo como formas de desarrollar un discurso narrativo alrededor de temas sociales, políticos y de opresión religiosa. Sus investigaciones han abarcado temáticas como el colonialismo y sus efectos, la mirada patriarcal sobre las femineidades, el tráfico de drogas y personas, el racionalismo versus el pensamiento mágico, la censura y la represión.
Cada uno de sus proyectos se inicia con una pregunta, cuya exploración deriva hacia fuentes de información que incluyen desde archivos sistemáticamente organizados hasta una página de revista o una conversación casual, es decir, no siempre equivalentes a un dato histórico estricto, dando lugar a una navegación por bibliotecas, hemerotecas y páginas de internet. Esta primera búsqueda suele a su vez generar nuevas preguntas y formas visuales, las cuales van produciendo asociaciones de imágenes que proponen otras Historias posibles. “Sin duda, mi obra exige un observador activo que también en sus propias asociaciones provoque nuevas historias o nuevos efectos de verdad”-declara Bustos-.
Para dar cuenta de sus indagaciones y descubrimientos, utiliza todo tipo de herramientas expresivas o gráficas. Su obra toma por lo tanto diferentes materializaciones ya que, si considera necesaria la composición de una pieza musical, se adentra en la música; si necesita imagen en video, filma. Su proyecto “Antropología de la mula”, por ejemplo, superpone las rutas coloniales con las del narcotráfico contemporáneo al estilo de un ensayo documental. Es por eso que, en este caso, empleó, por un lado, video y fotografía, en tanto lenguajes propios de la documentación; por el otro, desarrolló una serie de dibujos que le permitieron ficcionalizar una línea del tiempo que yuxtapone estos eventos. El dibujo abrió aquí la posibilidad de poner en contacto o en convivencia estos tiempos remotos, lejanos y cercanos, configurando una idea reticular del tiempo.