Sofia Bohtlingk (Buenos Aires, 1976) explora diferentes posibilidades para el desarrollo de la pintura a partir de los movimientos corporales implicados en su producción. Sus trabajos se inscriben dentro de la abstracción pictórica, pero no desde la composición, sino al escenificar la relación que el cuerpo establece con la tela, en un abordaje que conjuga el acto de pintar con estrategias de la performance. La escritora María Gainza, en un encuentro casual en el marco de una de sus exposiciones, observó que “si [la artista] abría los brazos como el Hombre de Vitruvio su tamaño se correspondía exactamente con el de los cuadrados”.
Sus obras registran rastros de acciones, coreografías de gestos rítmicos o las huellas de la tela que, al doblarse y caer, marcan su superficie. Al tematizar tanto la pintura como el cuerpo, el transcurso del tiempo deviene un elemento central. En ese sentido, la arruga y la rugosidad funcionan a la vez en el proceso de construcción de sus trabajos, pero también señalan las huellas que el tiempo va cavando en la piel, generando una equivalencia metafórica entre la capa exterior del cuerpo y el soporte de la pintura. Lucrecia Palacios observa que algunas de sus piezas dejan a la vista zonas aparentemente inacabadas en la tela, “como si no se intentase construir una imagen, sino mostrar el registro del contacto rudo entre el pincel y el soporte”.
En 2010-2011 fue becaria de la quinta edición de la Beca Kuitca / UTDT el marco del Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella, dirigida por Guillermo Kuitca. Durante el período 2009-2010 cursó el Programa de Artistas de la misma universidad, dirigido por Jorge Macchi. Previamente, realizó estudios de pintura con Sergio Bazán.
Ha participado de numerosas muestras individuales, entre las que se destacan Espada en Galería Nora Fisch (2017); Las confesiones en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (2012) y La Tierra fue una vez un animal gigante en la Galería Appetite (2008), entre muchas otras. En 2019 obtuvo el Tercer Premio Categoría Mayores que otorga la Fundación Amalita.
En 2021 realizó Asamblea de pájaros, obra en video y performance desarrollada junto a Florencia Rodríguez Giles y Julieta García Vázquez, comisionada por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Entre numerosas muestras colectivas, participó también de Iteraciones sobre lo no mismo, con curaduría de Guillermina Mongan y Gonzalo Lagos (2019); Cuerpos Blandos, proyecto dirigido por Lucrecia Palacios en diálogo con la muestra Reina de Corazones de Delia Cancela en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (2019). Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas y formó parte de Zig Zag, la muestra que curó Juan José Cambre para la Colección Alex Oxenford (2018). Participó asimismo de Sacarse el sombrero para saludar en Proa 21, dirigida por Santiago Bengolea; de rro, curada por Sarah Demeuse y Javier Villa en la sección “Dixit” de Arteba (2017). Fue convocada a la tercera edición del Premio Braque, en Muntref Centro de Arte Contemporáneo (2017). En 2016 participó de Las decisiones del tacto, una de las exhibiciones que abarcó “En el ejercicio de las cosas” en el marco de Argentina Plataforma ARCO, con curaduría de Sonia Becce y Mariano Mayer, Madrid (2017) y del XIX Premio Fundación Klemm a las Artes Visuales (2016). En 2015 participó de Pintura Post Post, en Fundación Osde, con curaduría de Cristina Schiavi; Omnidireccional, en el Centro Cultural Recoleta, al cuidado de Mariano Mayer, y de la quinta edición del ciclo “Bellos jueves”, con curaduría de Javier Villa en el Museo Nacional de Bellas Artes, entre otras.