Mi pintura encuentra colores olvidados.
Cuento con el oficio diario de ralentizar las horas, preparar la tela y mezclar tonos.
Hay una ausencia, un entre-luz atemporal que aparece aquí. La sustancia de las cosas pesa poco, y sin definirlo, abarca el mundo entero.
Los tiempos pasados de la tradición de la pintura del litoral argentino, y de la historia del arte occidental conviven con aquello de los costados en mi obra.
Me interesan los rumores de pueblo, los gestos de artistas de apellidos comunes, los relatos chicos. Como un colage de tiempos que se vuelve otro, más quieto.