Oscar Araiz (Punta Alta, 1940) se mudó, a los diez años, junto a su familia a Buenos Aires. Su madre, que era escritora, le dio una educación con gran cercanía al arte. En Bahía Blanca, ciudad en la que vivió luego de un nuevo traslado de su familia, comenzó a tomar clases de danza moderna con Élide Locardi, ex bailarina de la compañía de Miriam Winslow. Cuando la familia regresó nuevamente a Buenos Aires, Araiz decidió dedicarse enteramente a la danza. Continuó su formación con Renate Schottelius, en la Escuela de Bellas Artes de La Plata, y logró ingresar a la Escuela de Ballet del Teatro Argentino. En 1960 fue seleccionado para integrar el grupo de Dore Hoyer. En 1961 presentó en el Teatro Argentino Ritos, su primer trabajo profesional como coreógrafo. En 1962 viajó a Europa, donde residió durante un año. Regresó a la Argentina en 1963 e inmediatamente se trasladó a Brasil a trabajar durante una temporada junto a un grupo de bailarines seleccionados por Ana Itelman. Su trabajo como coreógrafo continuó en el tiempo y hasta el día de hoy produce obras para grandes teatros de renombre.