Buenos Aires, 1978. El trabajo de Sofía Quirno reúne imágenes concretas y metafóricas, proponiendo una experiencia de asociaciones cotidianas. Infuenciada por la tradición del feminismo, el surrealismo y el psicoanálisis en Argentina, Quirno trabaja con esquemas existentes utilizando el humor para evidenciar la vulnerabilidad.
Las pinturas y las instalaciones reinterpretan los paisajes de la vida cotidiana para resaltar la percepción de la experiencia extraña y, a menudo, animada que es estar en el mundo. Utilizando el collage como proceso subyacente, experimenta con el montaje, superponiendo imágenes y perspectivas para capturar la aleatoriedad de los pensamientos y las múltiples relaciones entre signifcados y formas.