Rogelio Polesello (Buenos Aires, 1939-2014) es considerado uno de los grandes talentos, no sólo argentinos, sino latinoamericanos del arte moderno y contemporáneo. En 1958 se graduó como profesor de Grabado, Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En 1959 realizó su primera exposición individual en la galería Peuser, donde empezó a investigar las posibilidades del arte óptico a partir de pinturas de composiciones geométricas vinculadas a la corriente constructivista. Al terminar sus estudios no tuvo duda de que se inclinaría por la pintura, aún así a lo largo de casi sesenta años indagó en diversas posibilidades de abstracción geométrica y óptica por medio de otras técnicas como el grabado y los objetos acrílicos, con los que logra generar efectos ópticos que descomponen la imagen. Por otro lado, desde temprana edad realizó trabajos vinculados al diseño publicitario, actividad que lo llevó a participar de experiencias que trascienden el mundo de la plástica e incluyen obras interdisciplinarios relacionados con la arquitectura, el diseño ambiental, el diseño textil, body painting e intervenciones en espacios públicos. En palabras de Mercedes Casanegra, “Polesello siempre habitó en el mundo de las formas y los juegos de la visión, que fueron su herramienta intrínseca. Sus propuestas buscaban el movimiento en lo estático y, con el objetivo de lograr una resonancia lírica, aplicó la vibración del espacio por medio del cinetismo”, generando desde allí un aparente movimiento en las obras y un cambio en la percepción del otro.
A través de sus piezas en acrílico, que desarrolla a partir de los años `60, comenzó un capítulo central, extendiendo sus posibilidades más allá del dibujo y la pintura. Es con ellas que experimentó la incidencia de la luz y el color en los objetos y logró que la expresión pictórica se saliera de la pared, invadiendo el espacio y generando un cambio de paradigma en la forma de comprender y observar el arte, no sólo en relación en su propio trabajo, sino también para el campo del arte argentino del momento, que en constante ebullición indagaba y experimentaba con diversos medios, técnicas y posibilidades bajo la noción de que todo era posible. Por medio de ellas continuó estudiando el fenómenos del efecto óptico, abriendo el espectro de posibilidades. Otra de las facetas relevantes de la obra de Polesello fue la utilización de los espacios públicos, como por ejemplo su proyecto “Eclipse” (2001-2002) donde le fue encargado una obra para el Aeropuerto Internacional de Ezeiza (Buenos Aires, Argentina).
Rogelio Polesello fue siempre un artista de su tiempo, que supo transitar por búsquedas que se mantienen vivas aún hoy en la producción contemporánea. Su poderosa intuición, su visión -que percibía y creaba a un mismo tiempo-, su curiosidad absoluta y su afán por lo estético, fueron sus guías y lo condujeron a ver siempre un poco más adelante. A lo largo de su prolongada carrera, Polesello continuó interesándose siempre por las vinculaciones entre los mundos de las artes plásticas, el diseño y la industria. Su trayectoria estuvo regida hasta sus últimos días por las investigaciones visuales, que nunca dejó de emprender como un “artesano industrial”.