Susana Zimmermann (Buenos Aires, 1932-2021) a los nueve años comenzó a tomar clases de danza clásica con Esmée Bulnes y Mercedes Quintana, quien en aquel momento era coreógrafa en el Teatro Colón. A los dieciséis años, desalentada de continuar con su formación como bailarina, a causa de la prohibición de su familia de realizar una gira por Italia por invitación de Quintana, decide casarse y estudiar filosofía. Su interés por la estética la lleva a trabajar como secretaria personal de Luis Juan Guerrero, reconocido escritor y profesor de estética y filosofía. Años más tarde, al ver bailar sobre el escenario a Dore Hoyer, decidió retomar su práctica de danza –esta vez, de danza moderna. La bailarina Cecilia Bullaude, quien se había formado con Renate Schottelius, fue su primera maestra de danza moderna. Fue una de las precursoras de la creación coreográfica desde una perspectiva vital y ritualística. En su Laboratorio de Danza, espacio de enseñanza y experimentación, bailarines con o sin formación improvisaban movimientos y coreografías respondiendo estímulos visuales provenientes de fotografías, sonidos y, en algunos casos, mensajes provistos por el público.