Las piezas de Lamothe son ensayos para la construcción y el moldeo de vínculos no jerárquicos y de mutua colaboración entre cuerpo, arquitectura y materiales. Su obra se despliega en esculturas, fotografías y videos que registran acciones performáticas, dibujos y textos; así como también esculturas de gran escala que construye in situ con nudos de andamios, caños, maderas y materiales de construcción.
En sus trabajos más tempranos, Lamothe propone una identificación entre arte y vandalismo, señala la vulnerabilidad de los espacios y elementos que resguardan los más altos valores de la sociedad capitalista, como son la propiedad y la intimidad. Destrucción-construcción-transformación es una operación triple que tensiona y se funde en uno o múltiples movimientos en su obra.
La arquitectura es un vehículo-canal que visibiliza las estructuras de poder: perpetuación de la verticalidad en relación con la sociedad patriarcal. En toda su producción, Lamothe invita a transitar situaciones de inestabilidad y vértigo como metáforas de la fragilidad de estas estructuras de poder. Desde lo formal y lo conceptual, su obra asume, a la vez que lleva a una crisis, fundamentos de la arquitectura modernista, como la funcionalidad, la ausencia de ornamento y la mencionada verticalidad.
La saliva y la orina dan lugar a una participación del cuerpo abyecta pero también sensual. En el mismo sentido, la artista hace una apuesta por el placer de una “sensualidad dura” al ofrecer superficies de contacto entre lx espectadorx y el caño de metal o la placa de fenólico, sus texturas y temperaturas. Lamothe es una hacker que invita a alojar en la comunión materiales-humanos la posibilidad radical de expandir el placer hacia otro tipo de sensibilidades.