La galería Van Riel, espacio ineludible en el circuito del arte contemporáneo, es ya un hito en la historia del arte argentino. En una mirada retrospectiva, cuando en 1910 el mítico Frans van Riel llegó a nuestro país, proveniente de Roma, las celebraciones del Centenario eran clara señal de optimismo nacional. En ese contexto, van Riel instaló un local de fotografía en la calle Viamonte, entre Maipú y Florida, donde fueron retratadas las figuras más relumbrantes del ambiente cultural e inició junto a Manuel Rojas Silveyra la publicación de Augusta, una revista especializada en arte que constituía entonces una fuente de información indispensable. Cinco años después, se decidió a abrir la que habría de ser una de las galerías de mayor trascendencia en su momento, en el número 659 de la calle florida. En 1924 empezó a funcionar en sus salas la Asociación Amigos del Arte; le siguieron, entre otros hitos relevantes, Ver y Estimar, el Instituto de Arte Moderno, y el primer teatro independiente de Buenos Aires.
Exposiciones colectivas e individuales, conferencias y publicaciones de arte se fueron sucediendo a lo largo de los años, en una responsable y estratégica labor de debate, estudio, promoción y comercialización de arte. Esa dinamización constante, ese estar en el núcleo de los acontecimientos, bien despierto a todo cuanto acontece, generó la confianza que el medio artístico depositó en los van Riel y sustentó, al mismo tiempo, su permanencia en el tiempo.
Luego del cierre del local en 1979, la galería reabre sus puertas en la calle Talcahuano 1257, destinando sus salas no sólo a exposiciones de arte sino también a las reuniones que regularmente organizaba la Asociación Argentina de Críticos de Arte.
Finalmente, la reapertura de la galería en la nueva sede de la calle Juncal 790, en marzo de 2007, constituye un claro testimonio de un compromiso de continuidad. En un nuevo espacio de concepción despojada y minimalista, y desde una perspectiva contemporánea, su actual dirección organiza en forma regular muestras que se sustentan en la calidad de las obras.
Malena Babino